martes, 15 de septiembre de 2009

SINDROME DEL “Tontominiña"





O también conocido como el síndrome del “Tontojaja”, se conoce así al empeño casi jesuítico en no ser espontáneo ni transparente, conocida la formación hierática y fría de la Compañía de Jesús y sus logros en no revelar nunca sus emociones, pasiones o sentimientos verdaderos, evitando a costa de lo que fuera ser espontáneo.
Llamado así en honor del “Tontominiña” especie de galán que teníamos en casa a pensión completa instalado en la computadora las 24 horas del día en los tiempos que mi esposa (ex) entraba como sumisa al Chat. Pepito69 era un personaje curioso, ni idea quien era en realidad el fulano ese porque se unía a una larga serie de personajillos (mi ex como sumisa tenía mucho éxito) pero si estaba seriamente interesado en mi, incluso parecía que me quería redactar la biografía.
Pepito69 en sí mismo no es que fuera especialmente interesante o especialmente nada, me llamaba la atención la capacidad de algunas personas de promocionarse a costa ajena, iniciar el cortejo sobre los deméritos de los otros y no por los supuestos méritos personales que en el caso de Pepito69 parecían limitarse a una casa comprada con una hipotequita y una novia puertorriqueña (eso por lo visto excita mucho a las mujeres). La vida de Pepito69 parecía entonces tomada del guión de una vieja película de Alfredo Landa en el que se iba limitando día tras día a imitar su propio personaje :
-Así es mi niña. Así es, ja ja ja.
A Pepito69 no le gustaba la vida ciber que yo llevaba, ni mi comportamiento en la sala de Chat. Mi esposa me lo recordaba a cada momento y yo parecía ser su tema de conversación favorito. Fue bautizado así porque el discurso limitado y seductor de Pepito sin aquellos “mi niña” quedaba vacío, desnudo, horrorizado como se horrorizaría una monja en una playa nudista (ya se sabe el terror que existe en Madrid no ya por cualquier playa, sino especialmente por la sola idea de las playas nudistas, por lo visto en la idea de los capitalinos son lugares promiscuos y es de risa la anécdota que viví en una de ellas en Nerja, Málaga, al oir a un grupo de estos completamente decepcionados “Aquí las tías vienen a exibirse, tomar el sol, pero de follar nada de nada, las muy guarras”).
Esos “mi niña” eran su tanga, un trapo ridículo pero que a él le daban la suficiente y necesaria confianza detrás del monitor. “Mi niña” esto, lo otro, lo de más allá y “Mi niña” en la sopa. Así que quedó inmortalizado como el “Tontominiña”.
Esta especie de “admirador” improvisado que me salió tenía toda la paciencia del mundo, yo admiraba seriamente la capacidad que tenía el fulano de soportar los plantes de mi ex y sus prolongadas lagunas, era de verdad el mérito a la constancia y la paciencia. Finalmente un día Pepito69 desapareció víctima de una carta cadena, su supuesto estoicismo se disolvió en el cosmos de la nada y todas sus virtudes jesuíticas quedaron como un homenaje a la vida absurda después de dos años de pacientes “j aja como me río y que divertido soy”.
Esa especie de monstruo chismoso en realidad era un pobre hombre de vida gris a quien la conocida Ircop Pepa Lodones había liado con sus conocidas martingalas, y es que chatear y la vida chatera tiene mucho de aquellas pandillas que frecuentábamos a los quince años donde existía una gorda inadaptada empeñada en llevarle la vida a todo el mundo, organizar y desorganizar parejas, una chica más o menos mona cortejada por todo el personal masculino y el resto sin gracia ni interés que bostezaba la vida mientras esperaba el soplo divino que les dotara de brillo en la mirada.
Pepa Lodones no quedó contenta con el poco caso que le hice a su especie de clon, supuestamente le debía instalar un terminal para el solo en casa, y aun tengo q soportar de cuando en cuando su enojo y mi poca “hospitalidad”, especialmente el día que decidí fumigar la computadora y echar a los dos troyanos que tenía, Pepito69 y el Comandante Norton, y ambos vestidos de marinerito.

Internet ha dotado de una nueva forma de comunicación, los psicólogos, sociólogos y psiquiatras empiezan a estudiarlo en tesis más o menos afortunadas. El “Hola” que emite una persona en el centro de una fiesta y rodeada de veinte amigos es recibido por un receptor al otro lado de la comunicación y con un dolor de muelas que le tira por el suelo como un saludo especialmente sentido, medido, casi sordo y rodeado de todo el dolor del mundo.
-Me mueroooooo….
-Sí, aquí también tenemos un reventón de muerte.
-Mi niña, no te mueras por mi.

Es decir se cumplen las leyes del “Todo o la nada” y cada idea intenta buscar un hueco no en el que le corresponde sino en el que el receptor va adecuando a su propio esquema.
Eso ocurre mucho en las relaciones entre las personas, no esperamos a conocer al otro, a interesarnos sinceramente por su mundo personal y afectivo sino que lo imaginamos y achacamos en como debe de ser o comportarse.
De esta manera cuando conocimos en una charla de Internet a un desconocido y casualmente nos resultó especialmente simpático olvidamos que el único mérito en realidad que tenía era el de habernos dedicado media hora de su tiempo y saber el articular el lenguaje más allá de la tortura de los “si”, “no”, y “jaja” al que el Ircop nos tenía desterrado porque un día le recordamos que su mama era gorda, tenía juanetes poco estéticos y el sobaco le olía a ajo incluso desde la computadora.
Ese conocimiento maravilloso y casi milagroso del “otro” a través de la computadora termina decepcionando cuando nunca llega un acto de comunicación parecido:
“Querido amigo me ha interesado mucho las cosas que haces, no tanto porque en sí mismas tengan mérito alguno (dos dibujos los encontré copiados en el google y dos poemas deberías de demandar a un tal Neruda que te anda plagiando) sino porque corresponden con la persona que estuve charlando, a la que casi puedo identificar como especial y única entre miles de chateros, y me sacaron una sonrisa y al fin y al cabo es de lo que se trata”.

Esa carta, acto de comunicación del otro nunca llega, los días entre cientos de otros chateros y actos de comunicación parecen haberlo raptado, lejos de identificarnos como únicos nos releva al monte de números y estadísticas y pasamos a ser eso que se llama víctima de la frustración y el “que he hecho yo ahora?”. Entonces el “Tontominiña” aporta con la escuela jesuítica una medida en la respuesta “nunca responder un email inmediatamente, por cada espacio o ausencia hay que triplicar el castigo de la incomunicación” y provisto de una especie de reloj de arena aparece arrogado en el estoicismo de una especie de toga de ausencia medida:
-No te preocupes mi niña, j aja ja, siempre ya sabes que es un gusto tener noticias tuyas.

Mientras por su casa vuela el pañito de croché que soporta un gato de escayola y su madre bordó con esmero mientras la sintonía de su hogar era El Tomate y la vida de la Pantoja.
-Jodia puta del demoniooooo! Te voy a matar gorda infecta, asquerosa, mala guarra!.

Grita el Tontominiña desde el entresuelo en un cruel y poco medido grito desgarrado mientras su pobre y anciana madre protesta “Hijo mio, la tensión, cuídate la tensión, que opinas si quitamos el almanaque de los gatitos y ponemos una lamina de un tal Miró que ahora esta de moda?”.
Pero el Tontominiña fiel a la escuela jesuítica no es transparente, sus pasiones, vísceras e hígado quedan lejos de Internet.

O sí llega el acto de comunicación mentado lo hace solo, aislado, sin el aval de los hechos, y por el que se nos repite a cada momento que no somos necesarios en la vida de nadie, interesantes y absolutamente prescindibles porque existen miles, cientos de miles de anónimos chateros parecidos que en eso de “A rey muerto rey puesto” derrocan más monarquías que la masonería.

Aprendí echando las cartas que las mujeres no son tan inteligentes y yo tenía mitificado el mundo femenino. Seis meses de “pitoniso” en un trabajo verdaderamente “sui generis” en eso que se llama “Certamen de Ciencias Ocultas” y que una noche me dediqué a borrar “ces” en una gamberrada tardía de cuarentón para quedar “Certamen de encías ocultas”.
Las mujeres hacen de los sentimientos un verdadero “holding” o especie de gran grupo de empresas, complicado, analizado, con consejeros y valores constantes al alza o la baja.
Para empezar no eran tan inteligentes porque las tenía allí sentadas delante mía en calidad de consejero, especie de híbrido entre psicólogo y chaman al que ellas solas arrogaban el poder de la magia y me atribuían el poder de que su novio fulanito volviera. Un consejero con una vida personal sentimental completamente desajustada y desastrosa.
Mujeres magistrado, abogados, médicos, amas de casa, analfabetas, todas adoradoras de la magia negra y desesperadas por que un fulano con halitosis volviera.

“El cielo te sonríe si te has quitado de encima un fulano así, no se como se puede compartir un techo con un tipo semejante, solo de pensarlo me dan nauseas. Que cosa más aburrida y más sosa por Dios!. Si lo piensas bien tu mejor amiga te ha hecho el favor de tu vida acostándose con él, lo único que te duele es tu vanidad”.

Pero la idea no parecía convencerlas, y es que fulanito arropado de ausencia era doble fulanito.
Todas las mujeres son sensibles y vulnerables a las palabras, no parecen entender que el único lenguaje verdadero que tiene el amor son los hechos, que los hechos hablan por sí solos. Entonces fue una decepción comprobar que habían muy pocas mujeres inteligentes y que en realidad supieran o tuvieran desarrollada eso que se ha dado en llamar “Inteligencia emocional”.
Las palabras dulces de caramelo las arropaban mientras los hechos caminaban en otro sentido, aquel que se iba a divorciar nunca encontraba la hora, el que nunca llamaba por teléfono las amaba en la distancia, y todas ellas seguían atadas a las bellas palabras.
Entonces el “Tao Te King” resultaba premonitorio “Las palabras hermosas nunca suelen ser ciertas y las palabras ciertas nunca suelen ser hermosas”.
Pocas mujeres entonces también valoraban la espontaneidad y toda la masa chatera parecía adorar la escuela de los jesuitas y sus medidos :
-Ja, ja, no importa si no me hiciste caso y tenías otras cosas más interesantes en que pensar.

Y es que ellas realmente se creen que existe un personaje así, que el príncipe azul es un cura y de la Compañía de Jesús. Porque de la misma manera otro Chatero que de manera espontánea les diga lo primero que dicten sus vísceras :
-Mira colega, apestas, me tienes hasta las pelotas por lo tonta que eres.

Lleva aparejado en la realidad un tipo violento y un maltratador potencial, cuando su miopía no deja ver que probablemente sea el caso contrario.
En los chats los males sociales se ocultan, de la misma manera que la poca personalidad hace de la masa un refugio necesario y un acto de afirmación. Así hay quienes viven a través de la vida ajena, a la ya conocida “muerte chatera” o personaje que entiende eso del “Elemento trágico de la vida” como único acto de afirmación personal ahora se suma el de la madre soltera y una vez más el Tontominiña y su escuela laica aporta:
-Ja, ja, mi niña me produce tanta ternura ese bebe tuyo.

Y ellas una vez más pueden ser tan absolutamente tontas de creer que un electrón detrás de la computadora entra de esa forma medida y jesuítica en acariciar sus días, de la misma manera que aquel otro en su dolor de muelas se sentía acompañado. Como todas las cosas y todas las medicinas interesan que funcionen, si les va bien allá cada quien y esos versos de Quevedo “Cada quien haga de su capa un sayo” nunca más serán más actuales.
El lado femenino de la vida, las mujeres, no entienden que los términos medios concilian y así saltan del extremo crédulo al escepticismo más acido por el que todo el mundo masculino es un falo con patitas y el temor al falo hace del comportamiento histérico una verdadera necesidad. Para evitar ser agredidas terminan siendo verdaderas pandillas organizadas de agresoras, el mundo masculino más torpe e incapaz de organizarse aun no logra alcanzar en Internet el grado de corporativismo de las mujeres ni su discurso:
“Son bien simples los hombres, el amor les dura hasta que reciben la foto siguiente más o menos mona y las feitas tenemos que aguzar el ingenio. Todos son iguales, bolsitas con patitas”.
Y finalmente muchas de ellas terminan siendo una verdadera pesadilla, orquestadas y más o menos organizadas en la diversión de la “Bicicleta” (objeto de otro análisis posterior) que no es otro sino la broma cruel que se daba en los pueblos de la España negra y agraria por el que un pueblerino siempre le indicaba al recién llegado “Pregúntale a aquel la forma graciosa en que su padre ahora monta en bicicleta, veras como te haces más amigo que nadie y nos reímos todos”.
El forastero obedece deseoso de ser aceptado en aquel extraño y nuevo mundo repleto de boinas y cuando pregunta el interrogado además de poner cara de asco sale corriendo, entonces otro se acerca e indignado le acusa : “Como puedes ser tan cretino?, al pobre padre hace dos meses un camión le aplastó las piernas y ahora anda en silla de ruedas”.
La diversión de aquella España negra era el malestar del forastero, el rosario de disculpas que le ofrecía al ofendido y su incómoda situación.
Ahora las mujeres en los chats, aquellas que pasaron al otro extremo motivada por la causa de sus afectos dolidos, su mundo sentimental complejo y atacado de la histeria o alguna otra causa rara que reivindicar para sus sentimientos no entienden en compartir la diversión o hacer de la convivencia obligada un acto de camaradería sino aquello de reírse del otro en lugar de reír con él. Así las bicicletas actuales en los chats se llaman muertes repentinas y resucitados y resucitadas, madres solteras con horizontes perdidos y ancianos de Shangrila que pretenden llevarlas por el buen camino, familiares que se mueren y madres muertas pero de la risa. Las culturas agrarias como dijo Villena son extremadamente crueles.



Y como siempre “Si no puedes con ellos únete a ellos” y tendremos que tomar un curso acelerado de Jesuita si no queremos vernos más aislados de lo que estamos.
Pero desgraciadamente los fracasos ocurren de la incomunicación en la era de las comunicaciones, ellos porque hacen del sexo una mentira para oírse a sí mismos y del “mojar el churro en caliente” a costa de lo que sea toda una excusa de vida. Y ellas porque el mundo de sus afectos parece ser sordomudo.
Prueben si no un experimento curioso, implíquense en algo, que les guste, apasione, y si cuando se lo enseñan a su amiga o amigo de Internet de manera sincera se implica con ustedes y dedica su tiempo habrán logrado su verdadera aceptación al menos como amigo, pero por desgracia todo lo que robe tiempo para estar lejos de un Chat esta “satanizado”.
Personalmente no he conocido una sola persona en Internet que se implique hasta esos extremos.


Ahora que los Amos y Sumisas están de moda, como en su día estuvieron de moda las vajillas japonesas y los platos cuadrados, Pepito69 también es amo, Pepi Lodones aporta a la pasarela de la moda en Internet un desfile de poses medidas, flemáticas e hieráticas mientras los gatos de escayola vuelan por todas las ciudades del planeta y los gritos desgarrados no cesan de escribir “ja ja, así es”.
Son sumisas muy curiosas, sumisas insumisas, sumisas que dicen como tiene que ser uno o como debe uno de comportarse, quien es Amo verdadero y quien no lo es, y una vez más todas parecen jugar a eso del “Neceser de la señorita Pepis de BDSM, mi primer Amo”. (En América latina el “Kit de la barbi de BDSM). Por desgracia una caricatura de la vida que no sería un mayor problema a los quince años pero pasados los cuarenta se digiere de manera extraña.
Sumisas “sui generis” que seleccionan los castigos para finalmente no recibir ninguno porque ninguno se les adecua, y Amos aun más curiosos que terminan esclavizados en la búsqueda de una sumisa, la idea perentoria al menos o la utopía. Sumisas que se presumen a sí mismas más sumisas que nadie para finalmente no someterse a nada detrás de la excusa “Es que la verdadera sumisa es rebelde” y de tanta contradicción terminan dueñas de todo y mandando más que nadie.
Tan curiosas como para ser sádicas y gozar con el daño ajeno y la diversión de la “bicicleta”, nunca conocí una sumisa sádica en la realidad, por lo visto Internet ahora aporta estos nuevos elementos.
En esos casos siempre suelo agradecer haber nacido andaluz y dotado con toda la filosofía árabe en mi genética expresar el desacuerdo “Mira niña, vete a tomar por el culo”. Acto de afirmación personal que mas allá de Despeñaperros se entiende de muy difícil manera.
Y una vez más la confusión y el caos esta servido, el aislamiento y la soledad en la era de la comunicación y el mito de la aldea global, la pescadilla que se muerde la cola porque hay quienes entienden la sumisión como un hecho relacional, y otros como yo que entienden que ya la sumisa es una predisposición dentro de la relación y que no resultaba nada extraño charlar en un grupo más o menos afín que no en otro de señoras de las que se escandalizan por nada y hacen de la histeria una forma de vida.
Los expertos “chateros” una vez más opinan que el mito del super hombre y el super macho hace de cualquier mujer una sumisa y a mi además de una sonrisa y un dedo me sale la biografía : Tres divorcios, tres novias y cuatro convivencias.
Divierte mucho la forma en que algunos siguen creyendo que algún hombre puede conquistar o seducir, controlar o dominar, es hora de que alguien les informe que son ellas las que seleccionan y dicen eso de “Adelante, baila el rito o la parada nupcial de la avutarda, la danza masai o la de la lluvia a ver que tan gracioso eres”. Supongo que el ego del machismo sigue siendo miope.
Finalmente hay que reconocer otro mal social peor que los mencionados, en nosotros la neurosis típicamente masculina y por el que vamos acumulando los fracasos anteriores y plantándolos ante futuras relaciones y en ellas la histeria, que no es esa enfermedad que las lleva a dar grititos sino a recibir la realidad distorsionada y una verdadera incapacidad afectiva “Eres como todos, ya no puedo confiar en nadie”.
Y una vez más por cuestionar la virtualidad o pureza del comportamiento “sumiso” me acusan de machista, nuevo sarcasmo por cuanto quienes hacen eso para empezar desconocen las palabras y su verdadero contenido semántico, las sueltan como los trapos en los rastros, por peso; pero la verdadera gracia ocurre en mujeres de comportamientos “hembristas” y muy distantes del más puro sentido feminista, o sea, mundo de locos donde van naciendo los versos “Ciberia tierra baldía, la de las doscientas tabernas y ni una sola librería”.
Mientras tendremos que soportar todas las taras del planeta en este mundo baldío de Amos y Sumisas, machistas, masoquistas, y tipejos acomplejados que sienten un único y raro placer humillando mujeres. Y mujeres que aun confesándose sumisas son más Amas de lo que sospechan, masoquistas, histéricas y un largo, aburrido y penoso etc.



Una vez más la historia se repite, la Compañía de Jesús entonces prevalecerá sobre los franciscanos, su concepto epicúreo de la vida y su amor por los animalitos. Pero nunca se debe perder la esperanza, quizás un síntoma de vida inteligente brille en el planeta, mientras tanto deje una marca, una señal a modo de indicación en el camino para que otros no caigan en el mismo bache, son los versos de Lope de Vega:
“Atiende bien Juan Blas, que estas mujeres no son tanto los placeres como los dolores de cabeza que dan”.

Supongo que todos los Tontosmiña que deambulan por el Internet me darán la razón:
-Ja ja, así es j aja.


(Agradezco a Myriam, Loly, Angela, Pepi Lodones y otros nombres clonados y pseudónimos cuya modestia les impide dar su verdadero nombre ¡y como no! A Don Jose Huertas, su colaboración desinteresada sin la que este estudio no habría sido posible, y en particular a mi esposa Embudo´s Law que con su desaliento continuo y su empeño en que no escriba nada que no sea la carta del soldado han creado una nueva y diferente óptica de los chats necesaria para otros)

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